Nunca me había pasado esa sensación de vacío, esa sensación que hace que sientas algo en el pecho que te molesta; querés llorar pero no podés - o no querés- Querés sentir otra cosa, eso que se llama satisfacción, porque justamente es lo que te falta; sentirte satisfecho.
Cuando te sentís insatisfecho creés que nada te sirve, que nada es lo que vos querés. Pensás que no hay con qué remarla cuando en realidad hay millones de remos al lado tuyo. Entonces es cuando se te juntan ambos sentimientos: soledad e insatisfacción. Y así te sentís mal, pésimo diría.
La sensación de insatisfacción te hace sentir no sólo mal con vos mismo, sino también con los que te rodean. O sea, al sentirte solo no ves a las personas que tenés alrededor y sentís que no te llenan, o mejor dicho querés demasiado a esas personas pero sigue habiendo un "tic tic", ahí dentro tuyo, que te persigue en cada segundo de tu vida y no cesa nunca.
Quizás es dramático cómo lo cuento, pero es lo que siento y es lo que me hace bien decir. Porque esas ganas de llorar en cualquier momento del día las tengo que contener, y por eso en algún lado me tengo que descargar como si me desarmara arriba de éso que necesito y no encuentro qué es.
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